Por Diego Barandica y Daniel Poxner
Musa yo te fui a buscar
Y ya te fui encontrando
Una rubia en un cristal
Y una negra en un vaso
Musa no te vas a ir más
Ya estoy envalentonado
Te hice una casita de metal
En mi voz y entre mis manos
Y aunque mañana dolerás
Yo ya estoy acostumbrado
Prefiero sufrir de más
A nunca haberte probado
Si quieren que cuente más
Paguenmé algún otro trago
A la musa hay que ayudar
Si quiero seguir cantando
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Algo de lo que se escuchó en la noche
La peligrosidad de llamarse Juan Pérez
Cuando la gente habla, dice, a modo de ejemplo, que un Juan Pérez hizo esto, que otro Juan Pérez hizo aquello.
En los trabajos afirman que el día menos pensado viene un Juan Pérez y te quita el puesto.
En los hoteles de alta alcurnia dicen acá no se acepta a ningún Juan Pérez.
Los mafiosos, cuando hablan de sus actividades, dicen que van a matar al primer Juan Pérez que se interponga en sus caminos.
Las chicas mientras se arreglan, aseguran que nunca regalaran su amor al primer Juan Pérez que aparezca.
Juan Pérez vive encerrado en su casa, temeroso, confinado a la soledad del rechazo y el prejuicio, por ser un hombre común.